Sanar la casa para sanarnos a nosotros mismos

Limpiarla en profundidad, mover los muebles, regalar aquello que ya no forma parte de nuestra vida para que encuentre utilidad en otro entorno son algunas de las claves para el equilibrio entre nuestra mente y nuestro hábitat.

Por Natalia Carcavallo

Limpieza y equilibrio para mejorar nuestra casa

“Decirle adiós al desorden, a imágenes rotas o tristes, llevar colores firmes donde hay desgaste, poner luz donde reina la oscuridad, ventilar y aromatizar donde no se respira aire limpio, dándole al cambio una interpretación profunda de lo que implican esas pequeñas decisiones, es una herramienta de sanación espiritual que deberíamos aprovechar para mejorar nuestra calidad de vida”. Así lo afirma Patricia Traversa, una de las mayores referentes de Feng shui en Argentina.
A lo largo de sus años de investigación, la directora del Centro de feng shui profesional se ha especializado en una nueva técnica de autoconocimiento y sanación llamada decodificación ambiental.
Se trata de convertir el hogar en un entorno de afirmaciones positivas, felices y sanas, libres de cargas y legados tóxicos.
“La energía más inmediata que impregna nuestra cotidianeidad es la del lugar que habitamos. La simbiosis entre nuestro ser y nuestro hogar es tal que resulta difícil comprender que la casa influye en nuestra psiquis y que nuestra energía mental impregna la vivienda”, explica.

Nuestro hogar es un reflejo de nuestro inconsciente

Recuperando saberes ancestrales

Cómo podemos sanar nuestro hogar

Al reprogramar la casa, luego de una evaluación profunda, agradecemos de corazón a todos los ancestros honrando a los padres, al tiempo que retiramos los mensajes incorrectos, y en su lugar colocamos imágenes que resignifique esos tópicos conflictivos en nuestra historia. Podemos reemplazar los símbolos negativos por otros positivos que nos indiquen, por ejemplo, que el dinero fluye sin limitaciones ni sufrimientos en nuestra vida. El cambio no solo es espacial, será interno.
Si observamos los sectores de la casa, perceptivamente, con mirada de antropólogos, nos sorprenderá descubrir que cada imagen que colocamos u omitimos o cada objeto que queda por inercia en nuestro hogar contiene arquetipos (modelos) que nosotros mismos llevamos internalizados y que hemos puesto en el afuera como una proyección.

Cómo es adentro, es afuera

Esta ley sagrada nos ayuda a reconocer en qué momento de nuestro camino estamos. Si no sabemos qué es aquello que necesitamos corregir o sanar en nuestro interior quizás podamos buscar señales en el afuera. Mover un objeto, desprenderse de un mueble, liberar ciertos rincones de nuestra casa no son hechos superficiales. Cada una de estas acciones nos provoca movimientos internos. Por eso mismo, a veces nos cuesta tanto hacer algo que parece muy simple como vaciar un placard o retirar ciertas imágenes en nuestra casa.
Necesitamos experimentar, animarnos a dar un paso, aquel que nos sea posible hoy con nuestros estados y circunstancias. Ya lo dice un sabio refrán: “El primer paso no te lleva inmediatamente a la consagración de tu destino, pero te saca del lugar en el que estás”. Herramientas y saberes sagrados empleados con la mayor atención y conciencia posible pueden colaborar para que alguna transformación se produzca, para que la energía y todo lo que somos encuentre un orden más coherente para quienes somos ahora.